Una semana crucial: entre Estambul, Washington y el juego de las potencias

Los frentes son múltiples: el conflicto en Ucrania, las tensiones en Oriente Medio, la incertidumbre que genera Donald Trump en su segundo mandato y la posibilidad de una cumbre histórica entre Trump, Vladímir Putin y Xi Jinping. Todo ello, en apenas unas semanas, podría redibujar el mapa del poder global.

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EMMA TUCKER

7/28/20253 min read

La encrucijada de Estambul

Me decía José Miguel que no espera grandes avances de la próxima reunión en Estambul, prevista para este viernes. Los ataques recientes —con Ucrania intensificando su ofensiva en un intento de alcanzar Moscú y Rusia respondiendo con duros bombardeos sobre Kiev— no son, desde luego, un preludio de paz. Su análisis es claro: mientras ninguna de las partes ceda en sus exigencias, cualquier intento de diálogo seguirá encallando. Me llamó especialmente la atención su lectura sobre el último movimiento del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien anunció la reanudación de conversaciones como gesto hacia Donald Trump. Según Villarroya, esa estrategia no busca solo abrir un canal diplomático, sino situar a Rusia como la parte que rehúye la negociación. Un gesto que, en palabras del historiador, “es un guiño hacia Trump en un momento en que la administración estadounidense parece haberse inclinado, aunque tímidamente, a favor de Ucrania”.

El encuentro que podría cambiarlo todo

Sin embargo, Estambul parece, a los ojos de mi interlocutor, un ensayo menor frente a la posibilidad de una reunión trilateral entre Trump, Putin y Xi Jinping en septiembre o principios de octubre, en el marco de la APEC. “Ahí está la verdadera partida”, me confesó. Y no puedo dejar de coincidir con él: un encuentro de los líderes de las tres potencias dominantes podría marcar no solo el futuro de Ucrania, sino una redefinición de las áreas de influencia global. El resultado de esa eventual reunión dependerá, en gran medida, del estado en que llegue Trump, que no atraviesa su mejor momento político. Mientras Putin y Xi consolidan poder sin grandes crisis internas, el presidente estadounidense enfrenta dificultades crecientes: fricciones dentro de su administración, una economía que no despega y un movimiento político, el MAGA, que comienza a mostrar fisuras.

Seis meses difíciles para Trump

Hablando con Villarroya, repasamos el balance de estos primeros seis meses del segundo mandato de Donald Trump. Y el panorama es, según sus palabras, “bastante desastroso”. Las promesas electorales chocan con la resistencia de jueces y altos funcionarios; las políticas migratorias han debido suavizarse por la presión empresarial; los problemas económicos persisten con una inflación que no cede; y los bandazos en política arancelaria le han restado credibilidad internacional. Por si fuera poco, se suma el desgaste provocado por los documentos vinculados a Jeffrey Epstein, que han erosionado su imagen y alimentado rumores sobre conexiones incómodas que algunos sectores utilizan para presionarle. Todo ello está debilitando su base electoral, de cara a unas elecciones de medio término que ya se vislumbran complicadas.

El desafío Netanyahu y el polvorín de Oriente Medio

Otro punto crítico de la agenda de Trump es su relación con Benjamín Netanyahu. Los últimos ataques israelíes en Siria, ejecutados pese a un alto el fuego, han tensado aún más la cuerda. En palabras textuales de algunos miembros de la administración norteamericana, “Bibi está loco”. Villarroya, sin embargo, sostiene que Netanyahu no actúa de manera irracional: sabe exactamente lo que busca y se apoya en la influencia del sionismo en Washington. Su advertencia es inquietante: si Estados Unidos no frena a Israel, el siguiente paso será un ataque directo contra Irán. En ese contexto, las conversaciones nucleares previstas para esta semana con Teherán podrían convertirse en la última oportunidad para evitar una escalada mayor. La Unión Europea intenta participar, pero la llave —como siempre— está en manos de Washington.

Una semana que marcará tendencia

Me despido de esta conversación con la sensación de estar asistiendo a un punto de inflexión. Los próximos días serán decisivos, no tanto por lo que pueda salir de Estambul, sino por el rumbo que adopte Estados Unidos, la evolución de los conflictos abiertos en Oriente Medio y el horizonte de esa potencial cumbre trilateral que podría decidir el equilibrio global en los próximos años. No exagero al decir que esta es una de esas semanas en las que el tablero internacional se mueve de forma imperceptible para el ciudadano común, pero con consecuencias que pueden sentirse durante décadas.