Una nueva oportunidad dorada: la apuesta de J.P. Morgan por los bonos del Tesoro de EE.UU.
Mientras analizaba las últimas tendencias del mercado financiero global, me topé con una declaración que captó de inmediato mi atención: J.P. Morgan Asset Management ha afirmado que existe una “enorme” oportunidad en los bonos del Tesoro de Estados Unidos. No era simplemente una recomendación más; detrás de esas palabras latía una lectura estratégica profunda sobre el presente y el futuro de la política monetaria internacional. Desde la perspectiva del reconocido Myles Bradshaw, director de estrategias globales agregadas de J.P. Morgan, los inversores están subestimando el alcance de los recortes de tasas que la Reserva Federal podría implementar próximamente.
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JESÚS LACALLE
4/30/20253 min read


A su juicio, Estados Unidos, tras mantener sin cambios su política monetaria durante un prolongado período, se verá obligado a recortar las tasas de interés de manera más agresiva que el Banco Central Europeo (BCE). Este escenario, en su análisis, posiciona a los bonos del Tesoro estadounidense como una de las apuestas más atractivas en el horizonte financiero actual. Mientras los mercados monetarios anticipan tres recortes de un cuarto de punto porcentual por parte del BCE —llevando la tasa de depósito a 1,5%—, en el caso de la Reserva Federal se vislumbra una expectativa similar, aunque con la posibilidad latente de un cuarto recorte, que podría llevar la tasa al 3,75%. Esta diferencia de perspectivas ha alimentado el interés renovado en los bonos norteamericanos, sobre todo después de una venta masiva que, motivada por la preocupación sobre las políticas arancelarias de la administración Trump, elevó los rendimientos a niveles históricamente atractivos.
En este contexto, Bradshaw destacó algo que me resultó especialmente revelador: "Se estima que las tasas estadounidenses estarán por encima del 3% —superando su tasa neutral— durante los próximos años, y ahí es donde creo que hay una enorme oportunidad". Este umbral, de mantenerse, implicaría un entorno de alta rentabilidad para los inversores en deuda soberana estadounidense, especialmente si la inflación logra mantenerse controlada y el crecimiento económico, aunque moderado, sigue su curso. La dinámica de las tasas de interés no es el único factor que me llevó a considerar seriamente esta advertencia. Según Bradshaw, los aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump tendrían más probabilidades de frenar el crecimiento que de disparar la inflación.
De confirmarse esta hipótesis, la necesidad de estímulo monetario se intensificaría, impulsando aún más el valor de los bonos del Tesoro. Por otra parte, observé con interés cómo esta percepción no es exclusiva de J.P. Morgan. Firmas de renombre como Pacific Investment Management Co. (PIMCO) también comienzan a ver con nuevos ojos a la deuda estadounidense, después de que los rendimientos, impulsados por la volatilidad política y comercial, hicieran que estos activos ganaran atractivo frente a otras alternativas de renta fija. Durante los últimos días, la moderación en la retórica comercial por parte de Trump y las señales de apertura hacia un acuerdo con China dieron un respiro a los mercados. Este alivio se tradujo en una caída significativa de los rendimientos de los bonos de largo plazo y en una subasta de bonos a cinco años que evidenció una sólida demanda.
Desde mi análisis, este movimiento parece indicar que los inversores comienzan a descontar un escenario de tasas más bajas y buscan proteger su capital en activos seguros y de alto rendimiento relativo. No obstante, Bradshaw advierte que el “factor clave” que determinará el futuro no será tanto la política monetaria, sino el comportamiento del crecimiento económico y de la inflación. Un entorno de bajo crecimiento e inflación moderada consolidaría aún más el atractivo de los bonos, mientras que un repunte inesperado en los precios podría modificar drásticamente las perspectivas actuales.
La comparación con Europa, a su vez, resulta inevitable. Aunque en el viejo continente también existe un margen para el descenso de tasas, el potencial de ganancias en los bonos europeos parece mucho más acotado que en Estados Unidos. Este análisis me llevó a reflexionar sobre las múltiples capas de incertidumbre que hoy atraviesan a los mercados desarrollados, donde la competencia por obtener retornos positivos empuja a los inversores hacia activos que hasta hace poco parecían poco atractivos. Así, en medio de la volatilidad global, las tensiones comerciales y la incertidumbre sobre la dirección de las principales economías, los bonos del Tesoro estadounidense resurgen como un refugio de valor.
Esta oportunidad, definida como "enorme" por una de las principales firmas de inversión del mundo, invita a repensar las estrategias de portafolio en un momento donde la paciencia, la visión de largo plazo y la lectura precisa de los movimientos macroeconómicos serán las mejores aliadas del inversor. En este convulso 2025, he aprendido que en tiempos de cambios impredecibles, las oportunidades más valiosas suelen aparecer disfrazadas de incertidumbre.
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