Reflexiones de junio: ajustes estratégicos y búsqueda de equilibrio en un mercado fragmentado

Al repasar con detenimiento lo ocurrido en los mercados durante el mes de junio de 2025, no puedo evitar detenerme en la sensación de contraste que domina el panorama global. Por un lado, observamos la fuerza renovada del mercado estadounidense, impulsado sobre todo por el dinamismo tecnológico; por otro, Europa sigue mostrando signos de debilidad, atrapada entre incertidumbres políticas, comerciales y monetarias que han hecho mella en sus principales índices bursátiles.

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DANIEL GIL

7/14/20254 min read

A menudo me preguntan cómo se gestiona una cartera modelo en un entorno así de fragmentado y cambiante. La respuesta no es simple, pero parte de una premisa clara: adaptarse sin perder de vista los objetivos a largo plazo. Y eso fue precisamente lo que nos guiamos al definir los movimientos que aplicamos en las carteras durante el mes de junio.

Entre acuerdos y advertencias: el marco macroeconómico

Junio estuvo marcado por dos grandes focos de atención. El primero, las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China, que finalmente desembocaron en un acuerdo arancelario temporal. Este pacto contribuyó a relajar las tensiones y permitió a los mercados estadounidenses ganar terreno con relativa confianza. No obstante, la atención de los inversores pronto se desplazó hacia Europa, donde las conversaciones con Estados Unidos seguían abiertas, con la fecha crítica del 9 de julio cada vez más próxima. La posibilidad de una imposición de aranceles más gravosos sobre productos europeos añadía un elemento de incertidumbre que se reflejó en el comportamiento de las bolsas del Viejo Continente.

El segundo elemento clave fue la política monetaria. El Banco Central Europeo tomó la decisión de recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos, dejándolos en el 2,15%. Esta medida buscaba proporcionar un cierto estímulo económico, aunque no estuvo acompañada de señales claras de continuidad. La presidenta del organismo, en un tono marcadamente prudente, dejó entrever que nuevas bajadas no están garantizadas, lo cual mantiene a los mercados en un estado de expectación.

En este contexto, el impacto en las carteras modelo fue inevitable. Las españolas navegaron entre el -0,5% y el +1,2%, dependiendo de la composición específica de cada una. Las europeas, más expuestas a los problemas locales, registraron caídas de entre el -1% y el -2,8%. En cambio, la cartera americana brilló con luz propia, subiendo un 4,8% en el mes gracias al empuje del sector tecnológico.

Una revisión estratégica con objetivos claros

Con este panorama en mente, decidimos afrontar una revisión cuidadosa de nuestras carteras. No se trató de una transformación radical, sino de una serie de ajustes quirúrgicos que reflejan dos ideas clave: protegernos en mercados defensivos y, al mismo tiempo, reforzar nuestra exposición a los sectores con mayor potencial de crecimiento.

En el caso de las carteras españolas, el movimiento fue claro: aumentar el sesgo hacia el value defensivo. Esto se tradujo en la incorporación de tres compañías muy específicas: Naturgy, Redeia y Merlin Properties. La elección de estas empresas no fue aleatoria. Buscamos perfiles sólidos, con flujos de caja estables y menos expuestos a los vaivenes internacionales. Naturgy y Redeia, ligadas al sector energético y de infraestructuras, aportan precisamente esa estabilidad. Merlin Properties, por su parte, nos ofrece exposición al sector inmobiliario patrimonialista, con un enfoque conservador que valoramos especialmente en el actual entorno.

En paralelo, salimos de posiciones en Fluidra, CAF y Viscofan. La decisión de deshacer posiciones en Viscofan, en concreto, fue especialmente meditada. Su exposición al mercado estadounidense nos parecía un riesgo innecesario dados los posibles cambios en las relaciones comerciales entre ambos bloques.

En las carteras europeas, el enfoque fue distinto: reforzar la tecnología. Aumentamos el peso de ASMI, una compañía de semiconductores que consideramos estratégica a medio y largo plazo. Su perfil de crecimiento y la relevancia de su sector nos llevó a darle más protagonismo en detrimento de Danone, cuyo comportamiento nos parecía menos atractivo en el contexto actual.

Tecnología estadounidense: el núcleo del ajuste

Sin embargo, el ajuste más profundo se dio en la cartera americana, donde decidimos incrementar significativamente nuestra exposición a valores tecnológicos. Incorporamos a Micron, AMD, Meta y CrowdStrike, desplazando de la cartera a compañías más defensivas o vinculadas al consumo tradicional, como AT&T, McDonald’s, P&G y Okta.

Esta rotación tiene una justificación clara: creemos firmemente que el sector tecnológico estadounidense seguirá liderando el crecimiento global en los próximos años. La inteligencia artificial, la ciberseguridad y los semiconductores son ahora mismo los pilares de una transformación económica de gran calado. Micron y AMD destacan en el ámbito de los chips y la memoria, sectores que seguirán siendo claves en la era de la computación avanzada. Meta, más allá de su faceta social, está apostando fuerte por la inteligencia artificial y el metaverso. Y CrowdStrike nos ofrece una entrada sólida en el mundo de la ciberseguridad, que se vuelve cada día más crucial.

Mirando hacia el segundo semestre: prudencia y ambición

De cara al segundo semestre de 2025, nuestra estrategia se basa en mantener un equilibrio entre prudencia y ambición. Somos conscientes de que el entorno global sigue ofreciendo motivos para la cautela: desde posibles nuevos episodios de tensión comercial hasta decisiones de política monetaria que pueden sorprender a los mercados.

Al mismo tiempo, no queremos quedarnos rezagados frente a las grandes tendencias estructurales. La tecnología, la transición energética y el sector inmobiliario defensivo son, hoy por hoy, nuestros tres ejes principales. A cada uno le hemos asignado el peso adecuado dentro de las carteras, buscando siempre diversificación y control del riesgo.

En definitiva, junio fue un mes que nos obligó a ajustar el rumbo, pero no a cambiar de destino. La disciplina, el análisis constante y la capacidad de adaptación son los pilares que nos guían en esta travesía. Volveremos a revisar estos planteamientos en agosto, con la certeza de que el mercado nos exigirá seguir siendo tan ágiles como reflexivos. La clave está, como siempre, en saber escuchar a los datos y no perder nunca de vista el horizonte.