¿Qué está pasando con la economía? Una mirada clara a la incertidumbre, la inflación y lo que viene

Vivimos tiempos de incertidumbre económica. Aunque no estamos ante una gran crisis, sí que se percibe un cambio de rumbo que genera inquietud, sobre todo en los mercados financieros. Las bolsas no están cayendo a toda velocidad, pero sí parecen haberse desinflado poco a poco. Algo se está moviendo bajo la superficie, y aunque todavía es pronto para saber qué tan profundo será este cambio, ya se intuyen consecuencias negativas a corto plazo.

ACTUALIDAD MERCADOS

SANTI CULLELL

3/23/20254 min read

Vivimos tiempos de incertidumbre económica. Aunque no estamos ante una gran crisis, sí que se percibe un cambio de rumbo que genera inquietud, sobre todo en los mercados financieros. Las bolsas no están cayendo a toda velocidad, pero sí parecen haberse desinflado poco a poco. Algo se está moviendo bajo la superficie, y aunque todavía es pronto para saber qué tan profundo será este cambio, ya se intuyen consecuencias negativas a corto plazo.
Uno de los factores clave detrás de esta situación es la creciente tensión comercial entre las principales potencias del mundo. Se podría decir que estamos viviendo una nueva versión de la “guerra comercial”, en la que países y bloques económicos toman medidas para proteger sus propios intereses. Esto ya empieza a notarse: la economía mundial está creciendo más lentamente y los precios, en general, están subiendo más de lo esperado.Cuando los precios suben (lo que conocemos como inflación) y el crecimiento económico se frena, los beneficios de las empresas suelen reducirse. Y como las bolsas funcionan, en buena parte, en base a lo que se espera que ganen esas empresas, este panorama afecta directamente al comportamiento de los mercados.
De hecho, llevamos ya varias semanas difíciles en las bolsas. Aunque algunas han sido algo más tranquilas, como la última, el balance general sigue siendo negativo tanto en Estados Unidos como en Europa. En Europa, por ejemplo, el índice EuroStoxx 50 (que agrupa a las principales empresas del continente) subió un tímido 0,09% en la semana del 7 de marzo. Pero ese leve avance no basta para hablar de una recuperación sólida: la tendencia sigue siendo bajista.Y esa tendencia probablemente continuará durante un tiempo, al menos hasta que la situación se aclare un poco más. Mientras tanto, los expertos siguen muy atentos a ciertos indicadores que anticipan cómo se siente la economía, como la confianza de los consumidores y las expectativas de las empresas.Vivimos tiempos de incertidumbre económica.
Aunque no estamos ante una gran crisis, sí que se percibe un cambio de rumbo que genera inquietud, sobre todo en los mercados financieros. Las bolsas no están cayendo a toda velocidad, pero sí parecen haberse desinflado poco a poco. Algo se está moviendo bajo la superficie, y aunque todavía es pronto para saber qué tan profundo será este cambio, ya se intuyen consecuencias negativas a corto plazo.
Uno de los factores clave detrás de esta situación es la creciente tensión comercial entre las principales potencias del mundo. Se podría decir que estamos viviendo una nueva versión de la “guerra comercial”, en la que países y bloques económicos toman medidas para proteger sus propios intereses. Esto ya empieza a notarse: la economía mundial está creciendo más lentamente y los precios, en general, están subiendo más de lo esperado.Cuando los precios suben (lo que conocemos como inflación) y el crecimiento económico se frena, los beneficios de las empresas suelen reducirse. Y como las bolsas funcionan, en buena parte, en base a lo que se espera que ganen esas empresas, este panorama afecta directamente al comportamiento de los mercados.
De hecho, llevamos ya varias semanas difíciles en las bolsas. Aunque algunas han sido algo más tranquilas, como la última, el balance general sigue siendo negativo tanto en Estados Unidos como en Europa. En Europa, por ejemplo, el índice EuroStoxx 50 (que agrupa a las principales empresas del continente) subió un tímido 0,09% en la semana del 7 de marzo. Pero ese leve avance no basta para hablar de una recuperación sólida: la tendencia sigue siendo bajista.Y esa tendencia probablemente continuará durante un tiempo, al menos hasta que la situación se aclare un poco más. Mientras tanto, los expertos siguen muy atentos a ciertos indicadores que anticipan cómo se siente la economía, como la confianza de los consumidores y las expectativas de las empresas.
Algunos de esos indicadores, lamentablemente, están enviando señales preocupantes:
En Estados Unidos, una encuesta muy seguida elaborada por la Universidad de Michigan mostró que los consumidores esperan una inflación relativamente alta en los próximos años.Otros datos, como el índice Empire Manufacturing (que mide la actividad industrial en Nueva York) o el índice de la Reserva Federal de Filadelfia, también cayeron notablemente.El llamado "Leading Indicator", un resumen de varias señales que anticipan hacia dónde va la economía, también bajó un 0,3%.
Por si fuera poco, los bancos centrales —es decir, las instituciones encargadas de manejar la política monetaria, como la Reserva Federal en EE.UU. o el Banco Central Europeo— tampoco trajeron buenas noticias esta semana.La Reserva Federal ya ha rebajado sus previsiones de crecimiento para el próximo año, y al mismo tiempo ha subido las de inflación. Esto quiere decir que esperan una economía más lenta y precios más altos, un cóctel poco deseable. El Banco Central Europeo, por su parte, calcula que las tensiones comerciales restarán un 0,5% al crecimiento del PIB europeo y añadirán ese mismo porcentaje a la inflación.
Todo esto explica por qué los mercados siguen sin levantar cabeza.¿Y qué podemos esperar en los próximos días?Esta semana llegan nuevos datos que ayudarán a pintar el panorama con más detalle:
Lunes: se publican los PMI, unos índices que miden cómo ven la situación los responsables de compras en las empresas. Son útiles porque suelen anticipar si la economía va a crecer o no. Se espera que en Europa mejoren un poco, pero en EE.UU. podrían empeorar.
Martes: se conocerá el nivel de confianza del consumidor estadounidense, que probablemente haya bajado.
Viernes: llega un dato crucial: el “deflactor del consumo privado”, un indicador muy seguido por la Reserva Federal para medir la inflación. La cifra general podría mantenerse estable, pero la inflación subyacente —que excluye alimentos y energía— se espera que suba ligeramente.
En resumen: la economía mundial se está enfriando, pero la inflación no termina de bajar. Y eso deja poco margen de maniobra para que los bancos centrales bajen los tipos de interés, algo que normalmente sirve para estimular la economía. Con este escenario, las empresas ganarán menos dinero, y eso se traduce en bolsas más débiles.Así que, si esta semana termina sin grandes caídas, ya podríamos darnos por satisfechos. Pero lo más probable es que sigamos viendo descensos suaves, como en las últimas cinco semanas.