¿Por qué suben las bolsas si la economía cojea? Una explicación sencilla de lo que está pasando

Durante los últimos días, muchos me han preguntado: “¿Por qué suben las bolsas si las noticias económicas no son tan buenas?” La pregunta tiene todo el sentido del mundo. Y como alguien que sigue los mercados de cerca, voy a intentar explicarlo de forma clara, con ejemplos fáciles de entender, sin tecnicismos.

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SANTI CULLELL

5/5/20253 min read

La bolsa es como un termómetro… pero a veces se equivoca

Imaginemos que la bolsa es un termómetro que intenta medir la salud futura de la economía. Cuando cree que las cosas irán bien, sube. Cuando ve problemas en el horizonte, baja. Pero, igual que un termómetro barato puede dar una lectura equivocada, la bolsa también puede tener “subidas de fiebre” sin motivo real. En las últimas semanas, ese termómetro ha marcado temperaturas altas: las bolsas han subido. ¿Por qué? Porque algunas empresas han publicado beneficios mejores de lo esperado. Es como si, tras meses con tos y fiebre, un paciente de repente duerme bien dos noches seguidas. No está curado, pero hay algo de alivio. El problema es que, si miramos con más calma, hay señales de que la enfermedad (la debilidad económica) sigue ahí.

Las empresas ganan más… pero no invierten

Pensemos en una tienda de barrio. Este mes ha vendido más de lo esperado. Buena noticia, ¿no? Pero su dueño decide no renovar la maquinaria ni contratar a más gente porque tiene miedo de lo que pueda pasar con los impuestos o las leyes nuevas. Eso es exactamente lo que está pasando con muchas empresas grandes: ganaron más, sí, pero están posponiendo decisiones importantes por miedo a los famosos aranceles, es decir, los impuestos a los productos que cruzan las fronteras. Y si las empresas no invierten ni crecen, eso se nota unos meses después en menos empleos, menos consumo y, por tanto, menos beneficios en el futuro.

La economía de EE. UU. empieza a cojear

Otro dato importante: la economía de Estados Unidos (la mayor del mundo) se encogió un poquito este inicio de año. No es un colapso, pero es como si el coche empezara a perder velocidad. Además, hay indicadores que nos dicen cómo van las fábricas y los servicios (como los ISM y los PMI, si te suenan esos nombres raros), y están mostrando que la cosa va más lenta. Por ejemplo: el índice que mide la salud de las fábricas lleva dos meses diciendo que están produciendo menos. Sería como si un restaurante famoso empieza a tener menos reservas cada semana. Algo no va bien.

¿Y el empleo? ¿La gente sigue trabajando?

Sí, hay buenas noticias ahí: en el último mes, se crearon 170.000 empleos. Eso suena bien, pero hay truco: el mes anterior se pensaba que se habían creado más trabajos de los que realmente fueron. Al corregirlo, la cifra final fue bastante más baja. Es como si te dicen que tienes 100 euros en la cartera, y luego resulta que eran 70. Además, los expertos creen que la inflación (la subida general de precios) podría volver a acercarse al 6,5%. Eso es bastante, porque significa que con el mismo sueldo se puede comprar menos. Y si todo está más caro, la gente gasta menos, y eso afecta a toda la economía.

La Reserva Federal, como el árbitro que todos miran

Esta semana, todos los ojos estarán puestos en la Reserva Federal (la “Fed”, el banco central de EE. UU.). Es como el árbitro de un partido que tiene el silbato y puede parar o acelerar el juego subiendo o bajando los tipos de interés. Mucha gente cree que va a bajar los tipos muchas veces este año, pero yo creo que eso es demasiado optimista. Si lo hace, genial. Pero con la inflación acechando, es probable que el árbitro decida no mover ficha tan rápido.

¿Y en Europa? Más margen, pero también más riesgos

En Europa, las cosas están algo más tranquilas. La bajada del precio del petróleo y un euro más fuerte permiten al Banco Central Europeo pensar en bajar los tipos de interés un par de veces. Pero ojo, porque aquí también nos afecta la guerra comercial y podríamos acabar con precios más altos si los productos importados se encarecen por los aranceles.

Entonces… ¿qué hacer como inversor?

Con todo este lío, mi consejo es claro: ahora no es el momento de tomar grandes riesgos. Es como si el mar estuviera revuelto y no se ve el fondo. Lo mejor en estos casos es nadar cerca de la orilla. Eso, en términos de inversión, significa poner el dinero en lugares más seguros, como bonos a corto plazo (menos de dos años), que son como cuentas de ahorro que dan un poco más de rentabilidad sin tanto riesgo. Y si hablamos de acciones, centrarse en empresas estables, que no dependan mucho de la economía, como las eléctricas o las que venden productos básicos (alimentos, limpieza, etc.).

En resumen: calma, cautela y sentido común

El mercado está nervioso. Subió rápido, pero la economía no está tan bien como parece. Hay que ser prudentes. No es momento de lanzarse, sino de protegerse y esperar. Ya vendrán oportunidades mejores. Y cuando lleguen, ahí sí: será el momento de salir a pescar.