Oro: inversión segura, pero con obligaciones fiscales

El oro sigue siendo un refugio financiero en tiempos de incertidumbre. La inflación, las tensiones geopolíticas y la volatilidad de los mercados han impulsado su valor a niveles históricos. Sin embargo, más allá de su atractivo como activo seguro, su compra, tenencia y posterior venta conllevan implicaciones fiscales que no deben pasarse por alto.

ACTUALIDAD MERCADOS

JESÚS LACALLE

2/17/20252 min read

El oro sigue siendo un refugio financiero en tiempos de incertidumbre. La inflación, las tensiones geopolíticas y la volatilidad de los mercados han impulsado su valor a niveles históricos. Sin embargo, más allá de su atractivo como activo seguro, su compra, tenencia y posterior venta conllevan implicaciones fiscales que no deben pasarse por alto.

Comprar oro: lo que hay que saber

El oro físico, en forma de monedas o lingotes de inversión, no está sujeto a IVA, siempre que cumpla con requisitos específicos de peso y pureza. Sin embargo, su valor no es completamente ajeno a las obligaciones tributarias. Aunque la simple posesión no genera impuestos, la venta con ganancia sí debe ser declarada en la base del ahorro en el IRPF, con una tributación que oscila entre el 19 % y el 30 %, dependiendo del importe obtenido. Si se adquiere a través de fondos cotizados (ETF) o acciones de empresas mineras, el tratamiento fiscal varía. En estos casos, la tributación se asimila a la de otros productos financieros, aplicándose en la venta o reembolso de participaciones. La diferencia entre el precio de compra y el de venta determina la ganancia o pérdida patrimonial, la cual debe ser declarada a Hacienda.

Control y fiscalización

Las operaciones con oro están bajo el escrutinio de las autoridades fiscales. Las plataformas de inversión y la banca tienen la obligación de registrar movimientos relevantes, especialmente si superan ciertos umbrales. En el caso de transacciones en efectivo superiores a 3.000 euros, los bancos pueden informar a la Agencia Tributaria. Además, si el oro forma parte de una herencia, se suma al patrimonio y tributa según el impuesto correspondiente. La legislación también permite compensar pérdidas patrimoniales con ganancias obtenidas en otros activos durante un periodo de cuatro años, lo que puede ayudar a optimizar la carga fiscal.

Un activo en auge

El interés por el oro ha crecido significativamente en Europa, con una fuerte demanda en países como España y Alemania. Las plataformas de inversión han visto un incremento en la compra de este metal precioso, impulsado tanto por su estabilidad como por su potencial de revalorización. El precio del oro ha superado los 2.900 dólares por onza y se mantiene en niveles cercanos a los 3.000 dólares. Los analistas prevén que podría alcanzar nuevos máximos en los próximos años si la incertidumbre económica persiste. Sin embargo, como cualquier inversión, no está exento de riesgos, especialmente en su forma de ETF y acciones mineras, donde factores como la gestión y la volatilidad del mercado pueden afectar su rentabilidad.

Conclusión

Invertir en oro puede ser una estrategia segura en tiempos de crisis, pero no exime de responsabilidades fiscales. Conocer las normativas, declarar correctamente las ganancias y estar atentos a la evolución del mercado es fundamental para aprovechar su potencial sin contratiempos legales.