Nerviosismo en los mercados: la incertidumbre alcanza niveles no vistos desde la pandemia

Los mercados financieros atraviesan un periodo de elevada tensión, impulsado por una combinación de datos macroeconómicos decepcionantes, inestabilidad política y un sentimiento inversor marcadamente pesimista. La preocupación ha alcanzado niveles comparables a los registrados durante la pandemia de la COVID-19, con indicadores que reflejan un entorno de incertidumbre difícil de ignorar. Uno de los datos más alarmantes proviene de la combinación del índice de sorpresas económicas —que mide la discrepancia entre las expectativas y los resultados reales de las cifras macroeconómicas— y el índice de incertidumbre de política económica.

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JON FERGUSON

2/24/20252 min read

Los mercados financieros atraviesan un periodo de elevada tensión, impulsado por una combinación de datos macroeconómicos decepcionantes, inestabilidad política y un sentimiento inversor marcadamente pesimista. La preocupación ha alcanzado niveles comparables a los registrados durante la pandemia de la COVID-19, con indicadores que reflejan un entorno de incertidumbre difícil de ignorar. Uno de los datos más alarmantes proviene de la combinación del índice de sorpresas económicas —que mide la discrepancia entre las expectativas y los resultados reales de las cifras macroeconómicas— y el índice de incertidumbre de política económica.

Esta combinación ha alcanzado su peor registro desde 2020, equiparándose a momentos críticos como la crisis financiera de 2008 y la crisis de deuda europea de 2011. El sentimiento del mercado, tanto entre inversores minoristas como institucionales, muestra signos de desánimo generalizado. La proporción de valores del índice MSCI Mundial que cotizan por encima de su media de 200 sesiones se mantiene en niveles muy bajos, lo que refleja la falta de confianza en la evolución a corto plazo. La volatilidad, medida a través del índice VIX —conocido popularmente como el "índice del miedo"—, podría experimentar un repunte significativo.

Los grandes operadores del mercado anticipan movimientos bruscos, recordando episodios recientes como el del pasado agosto, cuando el VIX se disparó por encima de los 65 puntos. Este tipo de previsiones genera inquietud sobre los riesgos que los actores más influyentes del mercado están percibiendo actualmente. Por otro lado, el oscilador McClellan, que analiza la amplitud del mercado en la Bolsa de Nueva York (NYSE), ha caído por debajo de cero y ha superado mínimos anteriores, lo que apunta a una clara tendencia bajista. La última jornada bursátil reflejó este pesimismo con 713 valores al alza frente a 2.062 a la baja, y un volumen de negociación que cuadruplicó en favor de las ventas.

Si bien históricamente este indicador puede anticipar rebotes cuando alcanza niveles extremos, la prudencia sigue siendo clave antes de interpretar posibles recuperaciones. Entre las principales causas que alimentan la incertidumbre destacan varios factores interrelacionados. En el ámbito económico, las últimas semanas han dejado cifras preocupantes, como la caída de las ventas minoristas y los débiles resultados del índice PMI de servicios. A nivel político, la volatilidad se ve amplificada por la incertidumbre en torno a las políticas económicas propuestas en Estados Unidos, la inestabilidad política en Francia y el escenario electoral en Alemania. En Asia, las dudas sobre la trayectoria de los tipos de interés en Japón añaden presión a un panorama ya de por sí complejo. A todo ello se suma la persistente tensión en el comercio internacional, con nuevos episodios de imposición de aranceles y represalias que agravan la volatilidad global. El panorama actual no muestra, por el momento, señales claras de estabilización.

La confluencia de datos económicos desfavorables, incertidumbres políticas y un sentimiento inversor dominado por el pesimismo mantiene a los mercados en vilo, sin catalizadores evidentes que puedan revertir la situación a corto plazo. La cautela se impone mientras los inversores buscan indicios de alivio en medio de un entorno cada vez más volátil.