Mi hoja de ruta para quien empieza a invertir desde cero

Cuando comencé mi camino en la inversión, confieso que me sentía perdido frente a un mar de posibilidades. Con el tiempo, aprendí que todos pasamos por una curva de aprendizaje. No hay atajos milagrosos, pero sí principios claros que pueden ayudarnos a avanzar con menos tropiezos.

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SANTI CULLELL

2/27/20252 min read

Cuando comencé mi camino en la inversión, confieso que me sentía perdido frente a un mar de posibilidades. Con el tiempo, aprendí que todos pasamos por una curva de aprendizaje. No hay atajos milagrosos, pero sí principios claros que pueden ayudarnos a avanzar con menos tropiezos.

Desarrollo:

1. La inversión es una habilidad que se aprende

Recuerdo mi primera operación en bolsa: compré acciones de una empresa tecnológica en auge, sin analizar bien sus fundamentos. Al poco tiempo, el precio cayó y sufrí pérdidas importantes. Aquella experiencia me enseñó a estudiar antes de mover mi dinero. Del mismo modo que se aprende a conducir, a tocar un instrumento o a hablar un nuevo idioma, la inversión requiere práctica y paciencia.

2. Definir el perfil de riesgo

El inversor conservador prioriza la preservación del capital, el moderado combina seguridad con algo de crecimiento y el agresivo se expone a una volatilidad más alta para buscar mayores rentabilidades. La pregunta que siempre hago a quienes me consultan es: “¿Cuánto estás dispuesto a perder antes de que afecte tu tranquilidad?”. Con esa respuesta podemos delinear una estrategia.

3. Evitar el FOMO (Fear Of Missing Out)

En más de una ocasión he visto personas invertir en activos de moda, especialmente en sectores como criptomonedas, sin entender su funcionamiento. Cuando la tendencia se revierte, la ansiedad de ver pérdidas provoca decisiones precipitadas. Para mí, la disciplina de invertir periódicamente (lo que muchos llaman DCA, Dollar Cost Averaging) es un método que ayuda a mitigar las emociones. Independientemente de que el mercado suba o baje en el corto plazo, se invierte la misma cantidad cada mes o trimestre.

4. Diversificar: no poner todos los huevos en la misma canasta

Al principio, tuve la tentación de concentrar todos mis ahorros en un único sector porque “daba más rentabilidad”. Pero aprendí que los mercados cambian y que los sectores rotan en popularidad y valoraciones. Repartir la inversión entre distintas categorías —renta fija, renta variable, mercados emergentes, incluso inmuebles o materias primas— aumenta la estabilidad de la cartera.

5. Pensar a largo plazo

He visto muchas personas frustrarse al no obtener beneficios rápidos. Sin embargo, las grandes historias de éxito en bolsa vienen de mantener posiciones sólidas durante años. Siempre me pregunto: “¿Estoy dispuesto a mantener esta inversión al menos cinco años, incluso en medio de altibajos?”

Conclusión:

Dar los primeros pasos en la inversión puede ser abrumador, pero también apasionante. Con un enfoque basado en la formación, la disciplina y la visión de largo plazo, uno construye cimientos sólidos que perduran mucho más allá de las modas pasajeras.