Los límites de la política arancelaria de Trump

Las decisiones de Donald Trump en materia comercial han sido, desde su primera presidencia, un eje central de su política económica y un factor determinante en su estrategia para mantener el apoyo de su base electoral. Sin embargo, las recientes medidas anunciadas por su administración plantean una serie de interrogantes sobre su viabilidad y sus consecuencias económicas a nivel nacional e internacional.

ACTUALIDAD MERCADOS

SANTI CULLELL

2/10/20253 min read

Las decisiones de Donald Trump en materia comercial han sido, desde su primera presidencia, un eje central de su política económica y un factor determinante en su estrategia para mantener el apoyo de su base electoral. Sin embargo, las recientes medidas anunciadas por su administración plantean una serie de interrogantes sobre su viabilidad y sus consecuencias económicas a nivel nacional e internacional.

Un arma de doble filo

Desde su primer mandato, Trump ha recurrido a los aranceles como una herramienta de presión en la negociación de acuerdos comerciales. En 2018, impuso tarifas sobre productos chinos con el argumento de reducir el déficit comercial y proteger la industria estadounidense. Sin embargo, estas medidas no se aplicaron de manera uniforme: los aranceles se concentraron en bienes intermedios y productos terminados, lo que generó un impacto desigual en los sectores económicos. La estrategia tuvo efectos mixtos. Por un lado, algunos sectores industriales se beneficiaron de la reducción de la competencia extranjera. Por otro, el encarecimiento de los insumos afectó a muchas empresas, que tuvieron que absorber los costos o trasladarlos a los consumidores. Además, la depreciación del yuan neutralizó en parte los efectos de los aranceles, ya que algunos productos chinos se abarataron en términos relativos. Ahora, en su nueva etapa política, Trump ha anunciado aranceles del 25% para México y Canadá, junto con un 10% sobre productos energéticos de estos países. Además, se plantea aplicar un arancel indiscriminado del 10% a las importaciones chinas. Estas medidas, más agresivas que las anteriores, buscan consolidar su discurso proteccionista y su imagen de defensor de los trabajadores estadounidenses.

Los riesgos de la inflación

Uno de los principales desafíos que enfrenta Trump es el impacto de estas medidas en la inflación. Durante la administración de Joe Biden, el costo de vida aumentó un 21%, lo que contribuyó al malestar social y favoreció el regreso de Trump al escenario político. Sin embargo, una nueva escalada de precios podría convertirse en su peor enemigo. El encarecimiento de productos importados debido a los aranceles afectaría tanto a empresas como a consumidores. Sectores como la industria automotriz, la manufactura y la tecnología dependen en gran medida de insumos extranjeros, por lo que un aumento en los costos de producción se reflejaría en precios más altos. Si la inflación se dispara, el respaldo popular a las políticas de Trump podría erosionarse rápidamente.

La reacción de los mercados y la comunidad internacional

Hasta ahora, la reacción de los mercados financieros sugiere cierto escepticismo sobre la implementación efectiva de estos aranceles. Muchos inversionistas consideran que estas medidas podrían ser tácticas de negociación más que decisiones definitivas. Además, la postergación de un mes en la aplicación de los aranceles refuerza la idea de que la administración Trump aún está calibrando los efectos de estas políticas. Por otro lado, la comunidad internacional observa con preocupación esta estrategia. México y Canadá son socios clave en el T-MEC, el tratado comercial que reemplazó al NAFTA, y cualquier alteración en las reglas del juego podría generar fricciones diplomáticas y económicas. En el caso de China, una nueva guerra comercial podría intensificar las tensiones entre ambas potencias, con repercusiones en la economía global.

Conclusión: un equilibrio delicado

Trump enfrenta un dilema complejo. Por un lado, debe cumplir con sus promesas proteccionistas para mantener el respaldo de su electorado. Por otro, no puede permitirse una crisis inflacionaria que debilite su popularidad y ponga en riesgo su legado económico. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si estos anuncios se traducen en políticas efectivas o si, como en ocasiones anteriores, se utilizan como herramientas de presión en negociaciones comerciales. Lo que es indiscutible es que cualquier decisión en este ámbito tendrá consecuencias profundas, tanto para la economía estadounidense como para el equilibrio del comercio mundial.