“Lo que estamos haciendo los gestores”
Como gestor de patrimonios, llevo semanas revisando carteras con más frecuencia de lo habitual. No es para menos: la incertidumbre global ha entrado de lleno en los mercados y nos obliga a reaccionar con rapidez, sensatez y, sobre todo, visión de largo plazo. Lo que estamos viendo en EE. UU. no es solo una corrección puntual.
ACTUALIDAD MERCADOS
JESÚS LACALLE
4/18/20252 min read


La salida de dinero que estamos viviendo en renta variable americana es histórica, y no es casualidad. El discurso proteccionista que se ha reactivado —y las consecuencias que ya tiene sobre la confianza empresarial y los márgenes de las grandes tecnológicas— nos hace ser muy prudentes. Durante años hemos confiado en la solidez de Wall Street como motor de crecimiento y refugio de valor. Hoy ya no lo vemos así. En lo personal, he reducido considerablemente la exposición de mis clientes a este mercado, especialmente en tecnología. Los grandes nombres del sector tech, que hasta hace poco lideraban cualquier cartera, están enfrentando varios frentes abiertos: competencia asiática más eficiente, amenazas arancelarias, tensiones con China y una vulnerabilidad creciente en sus cadenas de suministro. No digo que hayan dejado de ser grandes empresas, pero sus valoraciones ya no justifican el riesgo. Ante este panorama, muchos de nosotros hemos pivotado hacia activos que aporten estabilidad real. La deuda pública vuelve a tener sentido.
Después de años descartándola por su bajo rendimiento, hoy ofrece una rentabilidad atractiva en términos relativos, sobre todo si la utilizamos como colchón frente a caídas más agresivas en Bolsa. La rotación que estamos haciendo de renta variable a renta fija es probablemente la más clara desde la pandemia. Y luego está el oro. En mi caso, nunca lo había visto tan claro como ahora. A pesar de haber subido con fuerza este último año, sigue siendo uno de los activos más demandados por los gestores, y no es por moda. En momentos como este, en los que la geopolítica manda más que los fundamentales, el oro no solo preserva valor: lo concentra.
Personalmente, lo estoy recomendando como pilar estratégico dentro de las carteras conservadoras y como componente estabilizador en perfiles dinámicos.
Por supuesto, también estamos ajustando el resto. El efectivo ha dejado de ser un lastre y se ha convertido en una herramienta táctica. Prefiero tener un 10-15% de liquidez y esperar una buena entrada que forzar posiciones por miedo a quedarnos fuera. Además, sectores como utilities o salud han ganado mucho peso en nuestras decisiones. Son sectores con ingresos estables, escasa dependencia del ciclo y, en muchos casos, buenas políticas de retribución al accionista. ¿Y Europa? Con matices, soy algo más optimista.
No porque las bolsas europeas estén inmunes —que no lo están— sino porque veo voluntad política, especialmente en Alemania, de activar estímulos fiscales. Y eso puede marcar una diferencia si se sabe ejecutar. No vamos a hablar de crecimiento explosivo, pero sí de resistencia. En definitiva, este no es un momento para jugársela. Es momento de proteger, reequilibrar y actuar con inteligencia emocional. Cuando se avecina tormenta, no se trata de correr más rápido, sino de saber dónde guarecerse.
Como gestores, ese es ahora nuestro verdadero trabajo. Y si lo hacemos bien, no solo protegemos el capital: preparamos el terreno para volver a crecer.
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