¿La Tormenta Perfecta de Wall Street? Trump Agita los Mercados con su Apuesta Fiscal Más Arriesgada
Recorrer estos días las calles de Washington D.C. y los pasillos de Wall Street es sumergirse en dos realidades paralelas unidas por un mismo nervio: la nueva ley fiscal impulsada por Donald Trump. Desde el Capitolio hasta el corazón financiero de Nueva York, he tenido la oportunidad de escuchar a políticos, economistas y operadores bursátiles debatir con una mezcla de entusiasmo y cautela sobre una normativa que, según el expresidente, podría devolver a Estados Unidos a una nueva “época dorada” económica.
ACTUALIDAD MERCADOS
EMMA TACKER
7/14/20254 min read


Trump ha apostado su legado político a esta ley, presentada no solo como una reforma técnica sino como la piedra angular de un proyecto de país. Bajo el lema “America First”, busca crear una economía robusta, competitiva frente a China, con tasas de crecimiento anual de entre el 3,5% y el 5%. El objetivo: alcanzar el pleno empleo, generar riqueza interna y lograr que el dinero fluya para todos, como si de un episodio de abundancia infinita se tratara. Durante mis conversaciones con legisladores republicanos, se repite una metáfora que refleja bien el espíritu de la propuesta: imaginan un Estados Unidos donde el dinero cae del cielo para toda la población, al estilo del Tío Gilito, pero democratizado. La imagen resulta poderosa, pero también peligrosa si se aleja demasiado de las realidades económicas. Porque mientras la narrativa política suena grandilocuente, los datos actuales dibujan un escenario menos claro.
La tasa de desempleo, por ejemplo, bajó recientemente del 4,2% al 4,1%, cuando se esperaba que subiera. Un resultado que, en teoría, indica que Estados Unidos ya se encuentra cerca del pleno empleo. Desde varios despachos en la Reserva Federal, me han transmitido una inquietud recurrente: si ya estamos en ese nivel, ¿por qué añadir más estímulo fiscal que podría sobrecalentar la economía? Y aquí entra en juego un segundo elemento clave: el debate sobre los tipos de interés. Trump, junto a algunos de sus aliados más cercanos, ha redoblado la presión sobre Jerome Powell para que reduzca las tasas. Pero al recorrer los pasillos del edificio de la Fed, uno siente que la pregunta que flota en el aire es si eso es prudente. Con una deuda pública que requiere refinanciar 7 billones de dólares el próximo año, cualquier movimiento arriesgado puede tener consecuencias muy serias.
El temor más compartido se resume en una palabra: inflación. Si el dinero fluye en exceso, los precios básicos pueden dispararse. Como me decía recientemente un pequeño empresario de Brooklyn: “Si todos tenemos más dinero pero no hay más tomates, el precio de los tomates subirá”. Esa tensión entre el sueño y la realidad no solo se percibe en las cifras macroeconómicas, sino también al caminar por los distritos financieros. En Wall Street, el clima es de aparente euforia. Los índices como el S&P 500 y el Dow Jones han reaccionado al alza desde la aprobación de la ley. Los operadores con los que he hablado describen esta fase como una suerte de “brindis fiscal”. Sin embargo, tras ese optimismo inicial, emerge una corriente más cauta. He asistido a reuniones privadas donde algunos de los grandes fondos de cobertura ya están tomando posiciones defensivas: comprando oro, diversificando en activos refugio, ajustando sus carteras con una visión más a largo plazo.
El mercado de bonos es especialmente revelador. Las rentabilidades de los Treasuries a diez años comienzan a escalar, reflejando una percepción de riesgo creciente. No es solo una cuestión de ciclos económicos: el aumento previsto del déficit fiscal y la enorme necesidad de refinanciación actúan como un ancla que pesa sobre las expectativas futuras. Incluso en Silicon Valley, donde normalmente el ruido político se filtra con menos intensidad, algunos gestores de capital riesgo me han confesado en charlas informales que están adoptando una postura más prudente. La memoria de las burbujas pasadas sigue viva, y la posibilidad de un sobrecalentamiento descontrolado, aunque no inmediata, no se descarta. A medida que avanzo en este recorrido, recogiendo impresiones tanto en los despachos de los legisladores como en los cafés de los traders, la misma pregunta se repite: ¿hasta qué punto esta apuesta fiscal de Trump es sostenible? En el ámbito macroeconómico, el riesgo es claro: si la inflación se dispara, la Reserva Federal se verá obligada a endurecer su política monetaria, lo que podría revertir los avances logrados. En la microeconomía, el problema es aún más palpable.
Las pequeñas y medianas empresas, el corazón productivo de Estados Unidos, podrían sufrir el aumento de costes y la pérdida de poder adquisitivo de sus clientes. El cuadro que emerge, pues, es el de una paradoja: la misma ley fiscal que promete abundancia para todos podría ser el desencadenante de una crisis de proporciones considerables. La historia económica ofrece ejemplos similares, y el temor de repetir errores del pasado flota en cada conversación. Al abandonar finalmente Wall Street, después de varios días de entrevistas y observaciones, me llevo una imagen clara. Trump ha encendido un motor potente con esta ley fiscal, y durante un tiempo podría parecer que todo funciona de maravilla.
Pero, como ocurre con cualquier máquina demasiado forzada, si las piezas no están equilibradas, el riesgo de sobrecalentamiento y fallo estructural es real. La tormenta perfecta no siempre llega anunciada. A veces se gesta en los días de cielo despejado, cuando todos creen que el horizonte solo puede mejorar. Esa es la sensación que me queda tras este viaje: un Estados Unidos en la cuerda floja entre su ambición de grandeza y las lecciones duras de la prudencia económica.
Nuestros colaboradores
Educación Patrimonial Continua
Claridad y Simplicidad
Cercanía y Apoyo Constante
Compromiso con el Crecimiento Personal y Financiero
Accesibilidad en la Información
Democratización de oportunidades
© 2024 InversiónSimplificada All rights reserved
Si quieres recibir nuestra Newsletter


Comunicación
Nuestros Valores: