Europa nos pide estar listos: la recomendación de la UE de almacenar provisiones para tres días

Desde que tengo memoria, nunca imaginé que un día viviría en una Europa donde las autoridades nos pidieran, a cada uno de nosotros, prepararnos para sobrevivir tres días por nuestra cuenta. No por una tormenta ocasional, ni por un apagón invernal, sino por algo mucho más serio: una guerra o una catástrofe climática.

ACTUALIDAD MERCADOS

EMMA TUCKER

3/30/20253 min read

Desde que tengo memoria, nunca imaginé que un día viviría en una Europa donde las autoridades nos pidieran, a cada uno de nosotros, prepararnos para sobrevivir tres días por nuestra cuenta. No por una tormenta ocasional, ni por un apagón invernal, sino por algo mucho más serio: una guerra o una catástrofe climática.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo dijo con una claridad que puso los pelos de punta: “Europa debe prepararse para la guerra”. Lo expresó frente a una academia militar, sin rodeos, advirtiendo que los tiempos de estabilidad se tambalean. Y así, el nuevo plan comunitario de preparación civil no es solo una propuesta; es una alarma serena, pero firme, para que cada hogar del continente esté listo para resistir al menos 72 horas en caso de emergencia.

Prepararse para lo impensable

¿De qué hablamos cuando hablamos de "estar preparados"? El documento presentado por la Comisión Europea recomienda que todos los ciudadanos tengamos víveres esenciales, agua potable, medicamentos, linternas, baterías y otros recursos básicos para poder sobrevivir sin ayuda externa durante al menos tres días. Esta idea, que en otras partes del mundo como los países nórdicos o Japón ya es una práctica común, en muchos países europeos suena todavía lejana, casi ajena. Pero no lo es. En palabras de Janez Lenarčič, comisario europeo de Gestión de Crisis, "es realista que la preparación contra una agresión armada sea probada en un futuro cercano". Esta declaración no es una mera hipótesis teórica, sino una conclusión fruto del análisis de las tensiones geopolíticas actuales: la guerra en Ucrania, las amenazas híbridas, los ciberataques, la desinformación masiva y los efectos del cambio climático que cada vez golpean con más fuerza.

Un nuevo contrato entre ciudadanos y Estado

Lo que está en juego no es únicamente la prevención de catástrofes, sino una redefinición del contrato social entre la ciudadanía y las instituciones europeas. Ya no se trata solo de confiar en que los gobiernos actuarán a tiempo. Se nos está diciendo que cada uno debe asumir su cuota de responsabilidad. La preparación civil ya no es una opción, sino una necesidad. Esto implica cambios profundos, incluso culturales. Durante décadas, muchos de nosotros vivimos confiando en la continuidad de los servicios básicos. Pero ahora la Comisión Europea señala que no solo debemos esperar ayuda, sino también aprender a resistir. He visto con mis propios ojos cómo este tipo de campañas funcionan en Suecia, donde los hogares recibieron folletos informativos titulados “Si llega una crisis o la guerra”, explicando paso a paso cómo actuar. Hoy, la UE plantea extender esta iniciativa a todo el continente, no como un gesto alarmista, sino como una estrategia responsable.

La preparación como pilar de seguridad colectiva

Uno de los elementos más interesantes del plan es su dimensión comunitaria. La Comisión no solo habla de provisiones personales, sino de mejorar la coordinación entre los Estados miembros, las autoridades locales y los ciudadanos. Se prevé una inversión significativa en infraestructuras críticas, sistemas de alerta temprana, protección civil y formación. No es un simple aviso: es una hoja de ruta. Lo que ocurrió con la pandemia del COVID-19 dejó al descubierto muchas vulnerabilidades. Las cadenas de suministro globales, los sistemas sanitarios, las capacidades de respuesta rápida… todo fue puesto a prueba. Ahora, Europa busca no volver a tropezar con la misma piedra.

Un llamado al realismo, no al pánico No se trata de infundir miedo. Se trata