Europa en la encrucijada: ¿hacia dónde vamos?

El panorama internacional se encuentra en constante transformación, y Europa enfrenta un dilema crucial. Mientras Estados Unidos redefine sus prioridades estratégicas y económicas, el papel de la Unión Europea en el escenario global sigue siendo incierto. Las decisiones recientes de Washington, desde su política comercial hasta sus exigencias en materia de defensa, han puesto de manifiesto que la relación transatlántica ya no es la misma.

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SANTI CULLELL

2/17/20252 min read

Europa en la encrucijada: ¿hacia dónde vamos?

El panorama internacional se encuentra en constante transformación, y Europa enfrenta un dilema crucial. Mientras Estados Unidos redefine sus prioridades estratégicas y económicas, el papel de la Unión Europea en el escenario global sigue siendo incierto. Las decisiones recientes de Washington, desde su política comercial hasta sus exigencias en materia de defensa, han puesto de manifiesto que la relación transatlántica ya no es la misma.

Presión fiscal, aranceles y desregulación

Las medidas proteccionistas impuestas en los últimos años han generado tensiones en la economía global. Los aranceles sobre el acero y el aluminio, junto con las amenazas de sanciones a países que adoptan impuestos a las grandes multinacionales tecnológicas, han creado un clima de incertidumbre. Al mismo tiempo, la administración estadounidense promueve un modelo de desregulación que contrasta con la tendencia reguladora europea, particularmente en el ámbito digital y fiscal. Pero el desafío no es solo económico. La seguridad también se ha convertido en un punto de fricción. Desde Washington se insiste en que Europa debe aumentar su gasto en defensa hasta el 5 % del PIB, mientras se replantea el papel de la OTAN. Este cambio de postura deja a Europa en una posición vulnerable: sin garantías de protección externa y sin una estrategia clara para asumir su propia seguridad.

El nuevo tablero geopolítico

Estados Unidos ha dejado claro que su interés prioritario está en el Pacífico, donde compite con China por la hegemonía global. Mientras tanto, las empresas estadounidenses gozan de una posición privilegiada, sin que nadie cuestione su dominio en el mercado internacional. Esta reorientación deja a Europa en una situación complicada, obligada a redefinir su papel en un mundo donde la dependencia de Washington ya no es una opción viable.

¿Y ahora qué? Ante este escenario, la gran pregunta es: ¿qué está haciendo Europa? Mientras las decisiones se toman al otro lado del Atlántico, en el continente predominan las reuniones, las protestas y las declaraciones sin un rumbo claro. Es el momento de actuar, de establecer una estrategia propia y de dejar de depender de actores externos para definir el futuro. De lo contrario, el riesgo es evidente: quedar rezagados en un mundo que avanza sin esperar a nadie.