"Es el turno de Main Street": La sacudida económica de Trump y la visión de su secretario del Tesoro

Ayer, en una entrevista que ya empieza a circular con fuerza en los círculos económicos, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessen, se presentó durante más de una hora en el programa de Tucker Carlson para explicar, con claridad y sin rodeos, la hoja de ruta económica de la administración Trump. Yo, como analista que ha seguido de cerca la evolución de los mercados estadounidenses, no pude evitar tomar nota de cada frase, cada gesto y cada número. Lo que presenciamos no fue una simple intervención mediática, sino una declaración de intenciones en medio de uno de los momentos más volátiles de los últimos años para los mercados globales.

ACTUALIDAD MERCADOS

JON FERGUSON

4/7/20254 min read

Ayer, en una entrevista que ya empieza a circular con fuerza en los círculos económicos, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessen, se presentó durante más de una hora en el programa de Tucker Carlson para explicar, con claridad y sin rodeos, la hoja de ruta económica de la administración Trump. Yo, como analista que ha seguido de cerca la evolución de los mercados estadounidenses, no pude evitar tomar nota de cada frase, cada gesto y cada número. Lo que presenciamos no fue una simple intervención mediática, sino una declaración de intenciones en medio de uno de los momentos más volátiles de los últimos años para los mercados globales.

Una caída histórica y un mensaje claro

El telón de fondo de esta intervención no pudo ser más significativo. El S&P 500, el índice más representativo del mercado estadounidense, ha caído ya cerca de un 17% desde sus máximos. En los dos últimos días, ha registrado la quinta peor caída desde la Segunda Guerra Mundial, con niveles que rondan los 5.000 puntos y una pérdida clara de la media de 100 semanas. Es, en muchos aspectos, un escenario que recuerda al temido "flash crash", no solo por la magnitud de la caída, sino por su sincronía: todos los sectores, todas las regiones, todos los activos han caído de forma casi uniforme. Mientras esto ocurría, la renta fija actuó como refugio. El bono estadounidense a 10 años bajó hasta el 4%, y el bono suizo a 2 años llegó incluso a territorio negativo. Esta entrada masiva en activos defensivos muestra que el miedo es global y profundo, un reflejo de la creciente incertidumbre política y económica que reina actualmente.

La lógica detrás del plan Bessen

En este contexto, las palabras de Bessen no son menores. Su mensaje central fue claro: el objetivo no es simplemente reactivar la economía con estímulos de corto plazo, sino cambiar las reglas del juego. Y en ese cambio, el foco está en los trabajadores estadounidenses, en las familias que viven alejadas de los centros financieros de Nueva York o Silicon Valley. Como él mismo dijo, "Wall Street lo ha hecho muy bien, puede seguir haciéndolo bien, pero ahora es el turno de Main Street."

Sin utilizar términos como "redistribución", el mensaje que lanzó fue exactamente eso: mejorar los salarios reales de los trabajadores, fortalecer la economía productiva y reducir la dependencia del crecimiento impulsado por la especulación financiera. Una parte clave del plan es la refinanciación de la deuda pública. Estados Unidos debe afrontar una montaña de vencimientos en los próximos años, en parte por la estrategia de emisión a corto plazo de la anterior secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Para poder refinanciar a un coste más bajo, la administración necesita tipos de interés más bajos. Pero aquí viene el matiz importante: no se puede forzar a la Reserva Federal a bajar los tipos. Ya en septiembre de 2024, tras un recorte de 50 puntos básicos, los tipos a largo plazo subieron, generando el efecto contrario al deseado. La estrategia de Bessen, por tanto, es desacelerar voluntariamente la economía, lo que lleva, de forma natural, a una caída en los tipos largos. Un enfoque arriesgado, pero coherente desde una óptica financiera.

Los aranceles como herramienta de ingresos (y controversias)

Otro punto fundamental del plan económico es la política arancelaria. Bessen defendió que el objetivo es recaudar más sin aumentar los impuestos a los ciudadanos. Una estrategia lógica desde el punto de vista político, pero que ha generado una avalancha de críticas por su implementación apresurada. Algunos aranceles parecen haber sido decididos sin un criterio técnico claro, llegando al absurdo de gravar importaciones desde territorios sin relevancia comercial, como una isla habitada únicamente por pingüinos. Estas decisiones han sembrado dudas, alimentado la volatilidad y contribuido al pánico de los últimos días. Además, las caídas de las grandes tecnológicas —las conocidas como "las magníficas siete"— han acentuado el desplome del índice. La irrupción de una inteligencia artificial china llamada DeepSeek ha actuado como catalizador adicional del miedo. En un índice tan concentrado como el S&P 500, cualquier movimiento brusco de estas empresas tiene efectos amplificados.

¿Existe una red de seguridad?

Durante la entrevista, Bessen fue preguntado sobre la existencia de una "Trump put", una especie de red invisible que indicaría un punto de intervención en el mercado por parte del gobierno para evitar mayores pérdidas. La respuesta fue tajante: no. No se trata de proteger al mercado financiero, sino de reformar la economía real, incluso si eso implica una recesión a corto plazo.

El papel del oro, el dólar y la geopolítica

En cuanto a los mercados de divisas y materias primas, Bessen ofreció algunas pinceladas relevantes. Afirmó que la subida del oro tiene más que ver con la desconfianza creciente en China, tanto entre los ciudadanos como entre los bancos centrales, que con factores estadounidenses. Y sobre el dólar, aseguró que el objetivo sigue siendo fortalecerlo a largo plazo, aunque en el corto plazo sufra por la caída de los tipos.

Un rebote técnico… ¿o el preludio de algo más?

Técnicamente, algunos indicadores sugieren que podríamos estar cerca de un rebote. La sobreventa es evidente, y no sería extraño ver un alivio temporal en los mercados. Pero mientras la incertidumbre política y comercial siga sin resolverse, el riesgo de nuevas caídas sigue presente. De hecho, será clave observar el índice de incertidumbre global, así como posibles avances en las negociaciones comerciales con China, Europa y otros socios.

Reflexión final

Lo que vimos ayer no fue una simple comparecencia. Fue el esbozo de un cambio de rumbo estructural, ambicioso, arriesgado, y profundamente político. Un cambio que puede costar muy caro en el corto plazo, pero que busca reequilibrar una economía que, durante décadas, ha favorecido desproporcionadamente al capital sobre el trabajo. Como analista, tengo dudas sobre la viabilidad de algunos puntos, sobre todo en lo que respecta al impacto de los aranceles y a la sostenibilidad política de una recesión premeditada. Pero también reconozco que hacía tiempo que no escuchaba a un secretario del Tesoro hablar con tanta claridad sobre la necesidad de devolver el protagonismo a los trabajadores. Queda mucho por ver, pero una cosa es segura: la era de las medias tintas ha terminado. Ahora, el turno es de Main Street.