El conflicto entre Israel y Líbano: repercusiones económicas y geopolíticas en el panorama global
La escalada del conflicto entre Israel y Líbano tiene importantes implicaciones económicas, tanto a nivel regional como global. Los países vecinos, como Egipto, Jordania y Líbano, están particularmente expuestos a las consecuencias negativas, lo que resalta la interconexión entre geopolítica, economía y mercados financieros.
ACTUALIDAD MERCADOS
EMILIANO GÓMEZ
9/30/20244 min read


El mercado energético en riesgo
Uno de los mayores impactos del conflicto entre Israel y Líbano podría sentirse en el mercado energético. La región es clave para el tránsito de petróleo y gas natural, y un conflicto que afecte a corredores estratégicos, como el estrecho de Ormuz, donde transita el 20% del suministro mundial de petróleo, tendría efectos devastadores. El aumento de los precios del petróleo a niveles cercanos a los 150 dólares por barril, impulsado por la incertidumbre geopolítica, afectaría gravemente a los países importadores de energía. Egipto, Jordania y Líbano, que son importadores netos de energía, verían su situación económica aún más deteriorada por el encarecimiento de los combustibles.
Este escenario tendría repercusiones globales, exacerbando las ya elevadas tasas de inflación en las principales economías mundiales y dificultando aún más la recuperación post-pandemia. Europa, que busca diversificar su suministro de gas tras la crisis energética desencadenada por la guerra en Ucrania, enfrentaría desafíos adicionales si el suministro de gas desde Israel o el tránsito de gas natural licuado por el estrecho de Ormuz se interrumpiera.
Impacto económico directo en los países vecinos
Los países vecinos de Israel y Líbano están en una posición económica vulnerable, y el conflicto podría empeorar significativamente sus problemas financieros. Líbano, en particular, se encuentra al borde del colapso económico, con una hiperinflación del 253% y un sistema bancario disfuncional. La implicación de Hezbolá en el conflicto podría arrastrar aún más al país a una crisis de la que sería muy difícil recuperarse.
Egipto, por su parte, corre el riesgo de perder el suministro de gas israelí, que es clave para sus exportaciones energéticas a Europa. Además, una posible afluencia de refugiados desde Líbano o Gaza podría sobrecargar los recursos del país, exacerbando el desempleo y la inflación que ya enfrenta. Jordania también ha visto aumentar los costos de financiación desde el inicio del conflicto, y un flujo masivo de refugiados desde Cisjordania o Gaza podría desestabilizar su ya frágil economía.
Inestabilidad social y política en la región
El conflicto también podría tener graves implicaciones sociales y políticas para la región. La fragilidad económica de países como Líbano, Egipto y Jordania, combinada con una población joven y desempleada, eleva el riesgo de inestabilidad social. La falta de oportunidades económicas y el creciente descontento social podrían llevar a disturbios políticos en estos países, lo que añadiría una nueva dimensión de complejidad a una región ya afectada por múltiples tensiones.
Si bien estos países actúan como un "amortiguador económico" en el conflicto entre Israel y Líbano, su propia fragilidad económica podría amplificar las repercusiones negativas del conflicto en toda la región. Esto, a su vez, podría desestabilizar el Mediterráneo oriental y el norte de África, lo que tendría consecuencias a largo plazo tanto para la seguridad como para la estabilidad económica global.
Impacto global: una posible recesión
La expansión del conflicto a otros países, o una escalada significativa de la violencia, podría tener un costo económico global considerable. Se estima que una prolongación del conflicto en la región podría reducir el crecimiento global en un billón de dólares, debilitando el PIB mundial en un punto porcentual e incrementando la inflación en 1,2 puntos porcentuales. Este escenario de estanflación – bajo crecimiento e inflación alta – afectaría a todos los actores económicos, desde las economías desarrolladas hasta las emergentes.
Los mercados financieros también podrían verse gravemente afectados. La creciente aversión al riesgo generaría volatilidad en los mercados de capitales, dificultando aún más el acceso a financiamiento para los países en desarrollo. Las inversiones en sectores estratégicos, como la tecnología en la región, podrían verse paralizadas, lo que tendría un impacto directo en la capacidad de estas economías para recuperarse en el largo plazo.
Reflexiones finales
El conflicto entre Israel y Líbano tiene el potencial de desestabilizar tanto a los países vecinos como a la economía global. Los países más cercanos al epicentro del conflicto, como Líbano, Egipto y Jordania, son los más expuestos a las repercusiones económicas inmediatas, pero las ramificaciones se sentirán en los mercados energéticos, financieros y comerciales a nivel mundial. La crisis energética que podría desencadenarse afectaría a todas las economías importadoras de energía, mientras que la inflación y la inestabilidad social en la región podrían provocar nuevas olas de inestabilidad geopolítica.
En este contexto, la cooperación internacional será esencial para mitigar los efectos del conflicto. Los actores económicos globales, desde los bancos centrales hasta los organismos multilaterales, deberán coordinar respuestas para evitar una recesión mundial y para apoyar a los países más afectados por la crisis, tanto desde el punto de vista financiero como humanitario.
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