Cómo estructuro mis carteras: de lo conservador a lo agresivo

A lo largo de mi carrera, he diseñado estrategias para inversores con perfiles muy distintos. Desde quienes no quieren perder un solo euro hasta quienes persiguen altos rendimientos y aceptan una considerable volatilidad. En este artículo, quiero compartir cómo suelo abordar cada tipo de inversor.

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SANTI CULLELL

3/6/20252 min read

A lo largo de mi carrera, he diseñado estrategias para inversores con perfiles muy distintos. Desde quienes no quieren perder un solo euro hasta quienes persiguen altos rendimientos y aceptan una considerable volatilidad. En este artículo, quiero compartir cómo suelo abordar cada tipo de inversor.

Desarrollo:

1. Perfil conservador: riesgo mínimo, rentabilidad modesta Para alguien que no tolera grandes oscilaciones, prefiero opciones como cuentas remuneradas o letras del tesoro. Conocí a un matrimonio jubilado que temía perder sus ahorros en bolsa. Les mostré cómo los productos de renta fija de corto plazo podían proteger su capital a la vez que generaban un pequeño interés. Aunque las ganancias no sean espectaculares, la tranquilidad de saber que el riesgo es muy bajo resulta inestimable para ciertas personas.

2. Perfil moderado: equilibrio entre seguridad y crecimiento Cuando uno tiene objetivos a medio plazo, suelo recomendar fondos de inversión diversificados y acciones de empresas consolidadas (por ejemplo, grandes compañías con un historial de dividendos fiables). He visto a inversores construir carteras híbridas: una parte en bonos corporativos de buena calificación y otra parte en renta variable de sectores estables (salud, alimentación, etc.). De este modo, pueden aspirar a un retorno decente sin sufrir grandes sustos.

3. Perfil agresivo: arriesgar para ganar más Cuando trabajo con inversores dispuestos a asumir riesgos, abordamos opciones como criptomonedas, acciones tecnológicas emergentes o startups. Confieso que yo mismo he invertido en algunas compañías en fase inicial, asumiendo que podría perderlo todo, pero también con el potencial de multiplicar la inversión si la empresa tiene éxito. La clave es destinar solo una fracción del capital a este segmento, de forma que no comprometa las finanzas personales.

4. La importancia de la diversificación dentro de cada perfil Aun siendo conservador, siempre incorporo algún producto con rentabilidad algo mayor. Y para los agresivos, reservo una parte en activos más estables. Así, se equilibran los altibajos. Un ejemplo claro es el uso de fondos indexados que repliquen un mercado amplio (como el S&P 500), combinados con un fondo de bonos de alto grado. Se genera una mezcla que oscila menos que si solo tuviéramos renta variable.

Conclusión: Cada inversor es un mundo, pero la clave está en reconocer la propia tolerancia al riesgo y diseñar una cartera acorde a los objetivos. La diversificación y la gestión del riesgo son los pilares sobre los que construyo cualquier estrategia que pretenda ser sostenible en el tiempo.