Comenzamos 2025 con un panorama bursátil inusualmente dinámico.
Desde mi posición como observador y analista de los mercados globales, no puedo evitar compartir una reflexión profunda sobre lo que ha ocurrido en la primera mitad del año y, sobre todo, lo que podría depararnos el segundo semestre.
ACTUALIDAD MERCADOS
JON FERGUSON
7/7/20253 min read


Esta vez, quiero centrarme en el mercado estadounidense, ese gigante que, pese a las dudas y vaivenes, sigue demostrando una resiliencia notable. En mis visitas a platós de televisión, suelo llevar conmigo lo que llamo mis "seis relojitos": indicadores macroeconómicos que ayudan a entender el crecimiento, la inflación, las políticas monetaria y fiscal, el comportamiento del dólar... Sin embargo, hoy quiero alejarme de esa metodología habitual.
La primera mitad de este año ha sido tan intensa y reveladora, que exige un enfoque distinto. He traído tres gráficos que considero fundamentales para entender lo que está ocurriendo. El primer gráfico que expongo muestra el rendimiento de los principales índices bursátiles en los dos primeros trimestres del año. El contraste es claro: mientras que Europa tuvo un excelente primer trimestre, el mercado americano no brilló tanto. Sin embargo, en el segundo trimestre se produjo un giro: el Nasdaq lideró la subida, seguido por el S\&P 500. Esta recuperación fue especialmente llamativa en mayo y junio, tras un abril que resultó nefasto para las bolsas americanas.
Lo curioso es que quienes se alejaron del mercado unas semanas podrían no haber percibido estos vaivenes: la caída y la recuperación se concentraron en apenas doce días. El segundo gráfico evidencia una característica que ya se ha vuelto parte del paisaje financiero: la velocidad con la que se producen los movimientos del mercado. Hoy en día, factores como tensiones geopolíticas, anuncios de políticas fiscales o comerciales, y decisiones arancelarias tienen un impacto casi inmediato. Esta volatilidad, lejos de ser una anomalía, se ha convertido en la norma. Es crucial entenderlo para no dejarse llevar por el pánico. En este contexto, muchos se preguntan cómo mantener la calma. La respuesta está en el tercer gráfico, que recorre las caídas intradía desde los años 80 hasta hoy. A pesar de las fuertes bajadas que pueden registrarse en momentos puntuales, el mercado estadounidense ha cerrado la mayoría de los años en positivo. Un dato revelador: si uno se pierde los diez mejores días del mercado en una década, su rentabilidad se reduce drásticamente. Esto demuestra que, a largo plazo, estar invertido de forma continua es mucho más rentable que tratar de anticipar los movimientos del mercado. Por eso, aunque muchas gestoras han reducido su exposición a la renta variable estadounidense por temor a los vaivenes políticos y fiscales, desde mi perspectiva sigo confiando plenamente en el mercado americano. Y tengo razones claras para ello. A finales de 2023, el 63% de los beneficios empresariales globales provenían de Estados Unidos; hoy, ese porcentaje ha aumentado al 72%. Las empresas estadounidenses no solo mantienen su hegemonía, sino que refuerzan su posición, demostrando una gestión eficaz incluso en tiempos de incertidumbre.
La pregunta es válida: ¿no está ya sobrevalorado el mercado estadounidense? La respuesta requiere matices. Si analizamos el beneficio por acción previsto para este y el próximo año, Estados Unidos sigue mostrando una sólida salud corporativa. A diferencia de otras regiones como Europa o Japón, cuyas expectativas se centran en el futuro, el mercado americano está ofreciendo resultados tangibles ya en el presente. Y no todo es cuestión de las siete grandes tecnológicas. El universo del S\&P 500 alberga cientos de empresas con potencial. De hecho, desde Alliance Bernstein apostamos por una gestión activa basada en la selección rigurosa, como nuestras estrategias ELECT, que buscan compañías americanas bien gestionadas, rentables y con modelos de negocio sostenibles.
Muchas de estas empresas, aunque no estén en los titulares, se benefician de manera directa o indirecta de tendencias como la inteligencia artificial. En 1994, el sector tecnológico representaba apenas un 10% del mercado estadounidense; hoy supera el 54%. Este cambio refleja no solo una transformación sectorial, sino también una evolución en la eficiencia y sofisticación del propio mercado.
En definitiva, el mensaje que quiero dejar es claro: pese a la volatilidad y las dudas, el mercado estadounidense sigue ofreciendo oportunidades significativas para los inversores que sepan mirar más allá del corto plazo. La clave está en mantener la calma, apostar por la calidad y confiar en la robustez de un sistema que ha demostrado, una y otra vez, su capacidad de recuperación y crecimiento.
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